La inapetencia en el infante
Muy buenas, amigas y amigos:
Mantenerse firme en las rutinas, intentar mantener las horas, los lugares y la forma de comer facilita la adquisición de buenos hábitos y proporciona seguridad a los niños.
Podemos encontrar algunas dificultades con ellos como es la inapetencia. Este puede ser una manera de llamar la atención. Por ejemplo, los vómitos por la mañana suelen deberse a los nervios del adulto por hacerlo todo con prisas, o a la aparición de una nueva realidad para el niño, la escuela, y su incertidumbre.
A veces los niños se niegan a comer como enfrentamiento al adulto o por tener una conducta negativista.
Estas conductas poco adaptativas van acompañadas de retrasos madurativos, lloros constantes, ritmos de sueño alterados...
Hay episodios de inapetencia que están relacionados con momentos de inseguridad y que hay que analizar muy bien: malas relaciones familiares, un hermanito pronto, mal ambiente a la hora de la comida, horarios rígidos, cantidad excesivas, ausencia de horarios...
Ante estas situaciones lo mejor es aparentar indiferencia; así el niño se irá dando cuenta de que no es el centro de nuestra atención.
Para intervenir debemos conocer los hábitos de la familia y analizarlos con el fin de cambiarlos, mantenerlos, adaptarlos, orientar...
¡Un abrazo, amigas y amigos!.
Damián Cairo Touriño
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