Los niños y el miedo a la oscuridad, ¿qué hacer?
Muy buenas, amigas y amigos:
El miedo en los niños suele darse a los dos años y desaparece paulatinamente alrededor de los nueve años.
Las estadísticas aportan el dato de que uno de cada tres niños puede padecerlo. Suele activarse en los momentos previos a la hora de acostarse.
Dicho temor se asocia a diferentes tipos de miedos: seres malvados imaginarios, monstruos, ladrones, soledad...
Las pesadillas y los terrores nocturnos pueden presentarse como trastornos de sueño asociados a dicho temor. No son lo mismo y conviene diferenciarlos con claridad.
Las pesadillas son sueños terroríficos prolongados de contenido amenazante para la propia seguridad o supervivencia. Se dan entre los 3-6 años de edad y recuerdan lo soñado.
Los terrores nocturnos consisten en despertares bruscos con producción de llantos y gritos, sin que el niño reaccione ante los esfuerzos de sus padres para despertarle. La confusión y la desorientación persisten durante varios minutos después del despertar. Se dan entre los 4-12 años de edad.
Podemos dar una serie de recomendaciones ante los miedos:
- El ambiente del dormitorio del niño será agradable para estimular el descanso y la relajación.
- La intensidad lumínica irá decreciendo de forma gradual si el niño se resiste y protesta cada vez que se apaguen las luces, haciendo uso de reguladores de intensidad lumínica.
- El cierre de la puerta de su dormitorio se efectuará de forma gradual.
- La temperatura de la habitación debe ser la adecuada en cada época del año.
- Seguir ciertas rutinas de conducta antes de acostarse para adquirir hábitos de conducta saludables.
- Es conveniente hacer sus necesidades antes de irse a la cama.
- Ducha o baño relajante, previo a acostarse.
- Realizar actividades sosegadas previas al sueño, no siendo recomendable juegos movidos o violentos que entrañen gran actividad física.
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